EN UNA NOCHE DE TORMENTA
Una noche
de tormenta,
y en el
arrullo de una suave lluvia,
me
despertó un extraño ruido…
Subí las
escaleras temiendo lo peor…
Sucumbía
en el balcón,
aferrado a
la manivela
Tras
oculta ceguera.
Temblaba
bajo la desazón
.
Tras el extraño
ruido su voz aterrada.
El grito
se escuchó ahogado, y tembloroso,
como
pidiendo perdón a la vida.
Lamentando
no haberla vivido.
Tras la
agonía en la partida reparó:
Que la
iglesia fue el refugio de muchos…
En este
mundo de placer e ingrato.
El viento
sopló hasta el cansancio…
Desvaneciendo
la improlija lluvia,
hasta el ocaso de la tormenta.
Víctor A. Jouvardás
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