LEYENDA DE LAS PLUMAS VIVAS

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LEYENDA DE LAS PLUMAS VIVAS

Desde que el universo se creó, la vida es un halo de amor infinito, que se confunde en un sinfín de formas y colores, que trascienden de la realidad que se vive. Tal es así, que cuenta una leyenda, que había un pueblo en la colina verde del mar del norte, donde vivían muchas aves de hermosos colores y pájaros azabache llamados por los nativos fugla loftsins, que significa aves del cielo, en su lengua.

Los habitantes de la isla, se dice que habían contraído una enfermedad que afectaba a los mayores y poco a poco se morían. Los niños perdían a sus padres y tras las inclemencias de la naturaleza no podían subsistir, hasta que un día una nube negra tapó el sol, y quedaron los niños solos y asustados, se abrazaron en el centro de la plaza de la aldea donde había un solo  árbol tan alto que no se veía el fin de su copa. Ellos rodearon el tronco y lloraron y lloraron tanto que se mimetizaron con él. Esa noche la nube siguió cubriendo la isla, al amanecer se fue esfumando y desde esa  entones nunca más hubo nubes negras.

Cuentan los pescadores que amarran en la isla que cuando amanece se escuchan cantos de aves de todo tipo pero no se ven: Son invisibles en todo el universo y cuando oscurece, apenas entrada la noche se siente el llanto de los  niños alrededor de la plaza donde solo está el árbol gigante en el que revolotean algunos pájaros que se confunden con la noche porque son negros e invisibles al ojo humano.

Víctor A. Jouvardás 

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