RECUERDOS
Despunta la madrugada.
La tenue garua cae sobre el pasto,
cubriéndolo de aterciopelados colores.
Nostalgioso capricho del cantor.
En la falda del Río Primero y el Abasto,
entre segar de luces al amanecer.
El Chantecler daba su última función,
Y el sol sus rayos dejaba asomar.
Ya faltaba la última canción.
Como tradición al sonido del bandoneón,
abría la puerta para tomar aire,
prendía su cigarro el Polaco Goyeneche.
Memorias vivientes de ayer y hoy,
al mismo tiempo que en el bodegón.
Sonaban sin fin las guitarras de otro grande,
Alegrando la noche de Miserere.
Nostalgias que inundan las calles,
llenas de vidas solitarias en la noche.
Los poemas de Edmundo Rivero,
el bandoneón de Pichuco y su orquesta.
Remembranzas, la televisión, el siglo veinte.
Hugo y no toca botón,
Porcel y Cafetín de Buenos Aires,
el Negro Lavié, Mi Buenos Aires querido y Hugo.
Todo en un cuartito azul del Maestro Mariano.
El sol arriba confunde el cotidiano andar.
Ya con el trajín urbano todo vuelve a la normalidad.
El canillita y el lustrín a su esquina tradicional,
y el barrio a sus quehaceres diarios mientras,
allá lejos sonaba café la humedad de Cacho.
Víctor A. Jouvardás
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