Para leer...
El Mensaje:
Salí a caminar una mañana, por
las solitarias costas del gélido mar de la isla, para recordar aquellas épocas
de tiempos pasados donde la briza marina embriagaba mi corazón permitiéndome
vivir su grandeza y compartir la hazaña de estar junto a sus habitantes.
Fue hermoso intentar después de
no estar volver a pisar la arena, en una sola pisada, y sentir su fría esencia
que poco a poco, los rayos del sol daban vida a su cálida existencia. Ver los
pescadores con sus cañas a lo largo de su inmensa extensión y las gabitas
jugando como niños en un potrero demostrando sus habilidades de grandes
deportistas y acróbatas.
La carretera bramaba, era hora
del cruce de fronteras, pero aunque la tecnología parecía estar encima solo
observe un compañero que parecía decirme algo tras mis pisadas un pequeño zorro
gris asustado cruzaba de par en par los senderos rumbo al Cabo Domingo,
cementerio Shelk’nam del holocausto y exterminio, por algunos personajes como Don Julio Popper.
A mi costado las algas apareciendo mientras la bajamar se hacía presente, y las
pulgas de mar intentaban decirme sus quejas por las basura y elementos de
desechos humanos que contaminaban su habitas, en un inmenso silencio destructor
y derrotero sin fin, en la inmensurable grandeza universal por subsistir
sobreviviendo con amor, de estar en la naturaleza de la vida.
Viendo la sensibilidad de los
habitantes naturales de la zona, interpreté semejante mensaje de dolor y lucha por su subsistencia, encontré en cada paso recorrido la necesidad de ayudar
día a día, a mantener la limpieza y cuidar el medioambiente, así nuestro hogar
que es este bendito Planeta Azul, nos permita vivir en armonía, dentro de la
naturaleza de los que lo habitamos.
ELO- 2014 (VAJ)
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